El apagón calienta el debate sobre la energía nuclear

El grave episodio de falta de suministro eléctrico pone en entredicho el calendario de cierre de los tres reactores ubicados en Tarragona

La central nuclear de Ascó (Ribera d'Ebre).
Roberto Villarreal / Tarragona

A falta de que se esclarezcan las causas, el histórico apagón padecido hace diez días ha reabierto con más fuerza que nunca el debate sobre la fiabilidad del sistema eléctrico y, en particular, sobre la estructura y resiliencia del 'mix' energético. En Tarragona, el corte del suministro afectó a servicios esenciales, especialmente al transporte público, centros de salud, redes de telecomunicaciones y centros de datos, aunque visualmente el mayor impacto llegó al paralizarse todos los procesos de fabricación de la industria petroquímica tras la activación de sus sistemas de seguridad.

Según las fuentes oficiales de Red Eléctrica de España (REE), y con la información suministrada a día de hoy, la causa principal fue una combinación de perturbaciones técnicas, picos de demanda imprevistos y la caída súbita en la generación renovable, todo ello en el escenario actual de transición energética acelerada. Este inusual episodio refuerza las dudas sobre la configuración presente y futura del 'mix' energético nacional, y sobre las capacidades de un modelo de generación cada vez más dependiente de fuentes renovables, y también más vulnerable a las condiciones climáticas y geopolíticas.

Sin duda uno de los aspectos clave deriva del papel de la energía nuclear, que en 2024 representó en torno al 20% de la generación en España. Esta tecnología ha sido históricamente valorada por su capacidad de generar electricidad de forma continua y estable, aunque también muy criticada por sus riesgos, residuos y elevado coste de mantenimiento. El pasado año, las plantas de Ascó y Vandellòs, que emplean de forma directa a casi 2.000 personas de forma estable, produjeron cerca del 60% de la energía generada en Cataluña, según los datos que maneja la Asociación Nuclear ANAV, gestora de los tres reactores ubicados en la provincia de Tarragona

¿Ancla de estabilidad para las renovables?

Tras el incidente del lunes 28 de abril, los partidarios de la energía atómica reivindican su eficacia como "ancla de estabilidad" frente a las fuentes renovables, más intermitentes. No obstante, los datos muestran que las centrales nucleares tampoco fueron inmunes y varias unidades se desconectaron automáticamente como parte de los protocolos de seguridad, es decir, su capacidad de respuesta fue limitada en una crisis anómala de esta naturaleza.

Las diversas patronales empresariales han apuntado hacia el exceso de dependencia de las energías renovables como factor esencial del colapso. Sin embargo, tanto expertos independientes como organismos de referencia del sector energético advierten que la desconexión de plantas fue consecuencia -y no causa- del desequilibrio que ocasionó el apagón. El pasado martes, tanto el Gobierno Sánchez como sus socios reiteraron en el Congreso su rechazo a revisar el calendario previsto para el cierre nuclear, con horizonte final en 2035. Con motivo de una proposición no de ley del PP que planteaba, entre otros puntos, reconsiderar el cierre programado de centrales nucleares, tanto el PSOE y Sumar como sus aliados parlamentarios de Bildu, ERC, BNG y Podemos, defendieron las virtudes de la energía renovable.

En este sentido, tanto la Fundación Renovables como Ecologistas en Acción coinciden en el discurso: no fue un exceso de generación renovable lo que causó el problema, sino un fallo aún no esclarecido que afectó a toda la generación, incluidas tecnologías convencionales como el gas o la nuclear. "Sin la capacidad renovable actual, la recuperación del sistema habría sido mucho más lenta", alertan desde la citada Fundación.

El cierre nuclear, en entredicho

España prevé el cierre escalonado de sus reactores entre 2027 y 2035, según el calendario acordado en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Al hilo de este cronograma, Ascó I cerraría en 2030, Ascó II en 2032 y Vandellòs II en 2035. No obstante, la gran industria considera más prudente plantear prórrogas -con incidencia en los precios de la electricidad y la política fiscal- que mantengan parte del parque nuclear operativo mientras se despliegan soluciones de almacenamiento a gran escala. Por su parte, las organizaciones ecologistas advierten del alto coste económico y medioambiental: "El apagón no es excusa para revertir los cierres, la solución está en redes modernas, más interconexiones y una gestión más flexible, no en perpetuar una tecnología cara, rígida y con problemas de residuos no resueltos".

A falta de que la información vaya fluyendo en las próximas semanas, los expertos consultados concluyen que el apagón en ningún caso se debió a un exceso de renovables, y tampoco queda demostrado que la energía nuclear sea la única garantía de estabilidad. "Sí se demuestra -como explica el mediático investigador del CSIC Antonio Turiel- que un sistema eléctrico moderno debe estar diseñado para ser flexible, resiliente y gestionable, independientemente de la tecnología de generación; la energía nuclear puede jugar un papel de apoyo en los próximos años, pero tampoco sustituir la necesidad de invertir en la mejora de la red con soluciones más avanzadas, acelerar el almacenamiento y gestionar con mayor eficacia esta nueva era energética".

Pérdidas millonarias

Más allá del debate teórico, la realidad de un apagón a gran escala se ha impuesto en forma de pérdidas millonarias. La patronal de la industria química de Tarragona (AEQT) por el momento ha preferido no valorar la gestión de Red Eléctrica ni dado una cifra concreta, -que sin duda ascenderá a decenas de millones de euros- de pérdidas por la parada de las plantas. En estos momentos, la AEQT todavía sigue evaluando las afectaciones sufridas para poder calcular con mayor precisión los perjuicios.

Por lo que respecta a las pérdidas de las pequeñas y medianas empresas vinculadas al comercio o el turismo, desde Pimec Tarragona muestran su preocupación por las cláusulas de cobertura de los seguros. Tanto la patronal del sector de la restauración (AEHT) como de las grandes empresas turísticas (FEHT) consideran que, más allá de las pérdidas económicas, "un país de referencia mundial no se puede permitir una imagen tan lamentable a las puertas de la temporada turística".

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