Joan Gerard Ricarte Experto en comercio exterior con EEUU

“El estadounidense medio ya está pagando más que hace seis meses por sus compras”

Ante la agresiva política arancelaria de la Administración Trump, que busca proteger su industria y mantener el liderazgo, la Cambra de Comerç de Tarragona invitó a este experto para analizar las dificultades de los exportadores a la hora de comerciar con EEUU. El gigante estadounidense intenta reducir el déficit comercial y la dependencia de los productos asiáticos, en línea con la relocalización de las cadenas de suministro. Malas noticias para Europa, que por el momento no entra en sus planes de alianzas estratégicas tras romper con el mapa tradicional de influencias tejido tras la II Guerra Mundial.

Roberto Villareal / Tarragona

¿Cómo viven sus clientes esta incertidumbre?

Sobre todo, nos piden información para hacer una previsión de sus ventas, es decir, cómo pueden repercutir a tiempo unos aranceles tan cambiantes sin que suponga notables pérdidas económicas. Muchas veces es muy complicado informar al ritmo al que cambian las cosas, ya que estamos en una montaña rusa constante.

¿Qué les aconsejan?

Lo fundamental es poder estar cerca de sus operadores de transporte, de sus clientes, con el reto de llegar a un entendimiento sobre los sobrecostes en la importación en EEUU. Recomendamos llegar a un consenso, con acuerdos comerciales de cómo repercutirlo. No es simplemente que lo asuma el exportador, sino que muchas veces se encarece el precio final al consumidor americano. Por experiencia, no es tan simple como repercutir el incremento total, sino que hay que reducir el impacto arancelario para evitar que el americano busque mercados alternativos y siga abasteciéndose en Europa. Se negocia para mantener la regularidad y la continuidad de los envíos.

¿Usted ve algún sentido a la estrategia del equipo de Trump?

La perspectiva europea difiere de la estadounidense. Y la china también. La visión que podamos tener los europeos, -con acuerdos bilaterales de libre comercio en un punto de equilibrio a nivel arancelario-, no coincide con la de EEUU. Igual que Europa, Estados Unidos tiene una enorme dependencia del mercado chino, lo que se traduce en un mal balance entre lo que exporta y lo que importa. La idea que transmite es que quiere compensar ese desequilibrio de la balanza comercial y que ello se traduzca en crecimiento económico para el país.

La realidad puede ser muy tozuda... ¿Cree que cederá?

Ha prometido que parte de estos aranceles se van a reinvertir en el ciudadano medio, con beneficios fiscales para nóminas por debajo de los 100.000 dólares porque el país es más competitivo comercialmente y gana más dinero en las aduanas. Veremos si cumple. Esto de momento no es una realidad, pero no quiere decir que no se pueda cumplir en el futuro. Lo único cierto a día de hoy es que el americano está pagando más que hace seis meses por sus compras.

¿Ese encarecimiento puede restarle popularidad?

Podría ser peligroso para su capital político, pero es importante entender que Trump era responsable de empresas billonarias antes de ser presidente. Su experiencia en la gestión de grandes multinacionales, -comparado con otros presidentes europeos-, es muy amplia. Eso arroja luz sobre el tipo de negociación que está haciendo con el país. Se proponen medidas, y él es consciente de que quizá se va a quedar a medio camino, pero consigue mejorar su posición. Es lo propio en su modo de hacer negocios.

¿Qué sectores ve más afectado s?

El acero, aluminio y los automóviles tienen una imposición específica del 25%, comparado con el 10% recíproco que se ha publicado. Otros productos que se intenta atacar son el aceite y el vino. España, Francia e Italia son potencias mundiales, y EEUU prefiere una política de consumir el vino de California. Y lo mismo con el cava o el aceite. Son sectores muy penalizados, como ya se vio en su mandato de 2018, y lo está volviendo a hacer.

¿Volveremos al caos en las cadenas de suministro?

Estamos en un escenario temprano y no creo que tengamos ni remotamente un impacto como el del Covid, pero sí que se pueden ver afectadas. La escala de la pandemia fue algo nunca visto, y en menor medida, se está produciendo la misma situación a nivel de equipos de transporte. Si estas imposiciones arancelarias se alargan en el tiempo, ciertos productos europeos van a dejar de ser competitivos y el ciudadano va a buscar alternativas de compra  que se van a suministrar desde otros países. Marruecos, Turquía, sudeste asiático... Antes de que ocurra eso, confío en que se llegue a un consenso para favorecer bilateralmente el comercio, ya que es algo insostenible que el estadounidense medio ya está pagando.

El contacto con EEUU en el día a día

Con más de diez años de experiencia en operaciones internacionales, en especial con Norteamérica, es especialista en comercio exterior y transporte marítimo de mercancías peligrosas. A lo largo de su carrera, ha gestionado proyectos de expansión comercial, ha negociado acuerdos logísticos con operadores globales y ha desarrollado estrategias para reducir costes de transporte y tiempo de entrega. En la actualidad trabaja como Business Development Manager en Grupo Arola, donde gestiona la planificación, ejecución y optimización de procesos logísticos y aduaneros de las operaciones con el mercado americano. Desde su contacto con EEUU, "con una percepción por lo que veo en el día a día con los clientes y nuestros representantes en Estados Unidos, no creo que la política comercial de Trump sea al azar, no se ha vuelto 'loco'... yo soy del parecer que hay algo más detrás, quizá con algún momento impulsivo, pero más calculado y premeditado".