Alejandro Giménez Martínez Director ejecutivo Playa Mont-roig Camping Resort

“Nos esforzamos para eliminar de una vez la percepción peyorativa que nos ve como un turismo de segunda”

Alejandro Giménez Martínez está al frente del resort de cinco estrellas de Mont-roig. FOTO: XAVI JURIO.

Lo que empezó como una zona de acampada abierta mientras se gestionaban los permisos para construir una urbanización ha cumplido 55 años convertido en un resort turístico de cinco estrellas con 1.200 parcelas, 280 bungalows y capacidad para 5.000 personas. En temporada alta, 220 empleados hacen girar el engranaje de un complejo que, año tras año desde hace 25, se posiciona en el 'Top 10' de los campings de Europa.

Roberto Villareal / Barcelona

¿Cuál es el secreto de la longevidad empresarial?

Yo diría que el trato al cliente. Nuestra filosofía siempre ha sido la misma, no ha cambiado en este medio siglo: hacerlo de forma correcta, siempre empujando para superar las expectativas del que nos visita.

Ustedes encarnan la capacidad de adaptación de su sector...

Sobre todo adaptación al cliente. La demanda ha evolucionado mucho desde los tiempos de mi abuelo, el impulsor del negocio... ya desde los años 80 iniciamos el esfuerzo por asemejarnos a un resort, con infraestructuras y servicios que no tuvieran nada que envidiar a un complejo vacacional de cuatro o cinco estrellas. Esa idea sostenida en el tiempo nos ha ayudado a posicionarnos en un segmento alto y a romper moldes: hay muchos hoteles más baratos que nuestro camping. Nosotros vamos a seguir en esa línea de dar más confort y más servicios. Es el modo en que sabemos evolucionar, que nos permite acceder a un nivel de precios, y es lo que nos ha traído hasta aquí.

¿Cómo se han enfrentado al reto de los relevos generacionales?

Yo formo parte de la tercera generación del Playa Montroig, y creo que la clave está en saber escuchar... aprovechar toda la experiencia acumulada por nuestros predecesores. Mi abuelo compró los terrenos en el 62 para construir una urbanización. En el impás para recibir los permisos convirtió el lugar en zona de acampada, que con los años se consolidó como origen del camping actual. Eran tres hectáreas, frente a las 35 actuales. Mi abuelo estuvo 48 años al frente, con mi padre que entró en los 80 y que sigue en activo, aunque no encima del día a día.. Ambos intentaron dar un salto de calidad al sector del camping que muchos pensaban que no era posible en España.

¿Y qué le gustaría transmitir a usted a la siguiente generación?

Yo sigo luchando para que se trate al camping como se merece, para eliminar de una vez esa percepción peyorativa, de turismo 'de segunda', que todavía subyace. El nivel de instalaciones y de servicios que prestamos no termina de calar, de visualizarse, y no debería ser así. Nosotros ya introdujimos el concepto de 'camping-resort' en nuestro nombre para suavizar esa visión negativa.

¿Han logrado 'vender' esa evolución del producto?

Lo que nos caracteriza es trabajar mucho los detalles. Por ejemplo el checking on line, para no hacer colas; el desarrollo de una app para completar la experiencia... esto es tan grande que a veces el cliente no ve todo lo que tiene a su disposición: spa, animación...  Estamos atentos. Desde 2016 hay wifi gratuito en todo el complejo.

¿Qué porcentaje de clientes es nacional? ¿Temen que les afecte la situación política?

Confiamos en que todo se normalizará. A nivel internacional, la imagen que se proyectó desde Cataluña fue muy perjudicial. Sí se ha notado en los meses más críticos, pero a nivel global estamos contentos con el ritmo de reservas, similar o incluso mejor que en años anteriores. Llevamos 55 años atendiendo clientes y, por fortuna, la gente nos conoce y nos valora. Las empresas turísticas no nos podemos meter en el berenjenal que han montado. Es muy difícil de medir cómo afecta, ya que no sabes lo que habría sido en un escenario más favorable. En todo caso, el Estado ha marcado una línea roja y eso ha aportado tranquilidad.

Ustedes acumulan distinciones y figuran en las guías más prestigiosas. ¿Es el mejor marketing?

Los reconocimientos aportan prestigio y sirven de reclamo, especialmente para el cliente extranjero. En nuestro sector funciona mucho el 'boca-oreja', pero luego hay que estar a la altura para no defraudar. Hemos obtenido el premio TopCampings, que reconoce la mayor calidad y accesibilidad en Europa y otorga una categoría de cinco estrellas, el equivalente a las tres estrellas Michelin, y también hemos renovado la máxima puntuación en los premios ADAC Superplatz, otorgados por los socios del mayor club automovilístico alemán, con más de 19 millones de miembros.

¿Cuánto invierten cada año para mantenerse en la cima?

Una media de entre 1,3 y 1,5 millones. Este año terminaremos la renovación de sanitarios y una zona de piscinas de última tecnología que sólo hemos visto en resorts de Singapur. Nos ponemos el listón alto.

¿Qué visión tiene de la Costa Daurada a medio plazo?

Soy optimista. La combinación de playa, clima, gastronomía, Patrimonio y PortAventura es prácticamente única en Europa. Y también, en nuestro caso, se valora muchísimo la conservación del entorno natural. No queda mucho como esto en el litoral mediterráneo.

Una vida en el sector del camping

Nieto del impulsor de uno de los campings de referencia en la provincia de Tarragona, Alejandro estudió Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Barcelona. En la Ciudad Condal realizó sus primeras prácticas, concretamente en un cuatro estrellas de la cadena de hoteles Best Western Internacional. En su siguiente etapa profesional, trabajó en Deloitte como consultor durante dos años, pero no por ello dejó de pasar las vacaciones en Mont-roig "para echar una mano". Conserva gratos recuerdos de aquellos veranos, 'culpables' en cierta medida de su apego al negocio familiar: "Lo he vivido toda mi vida y me llena; hay que tener en cuenta que la gente te escoge para pasar su mejor momento del año, y me gusta verlos contentos, disfrutar de la naturaleza, del clima...". Afirma que el contacto entre los campistas es más intenso, "se genera más relación que en un resort convencional, y los niños disfrutan todo el día sueltos, con la tranquilidad para sus padres de que no estén en medio de Salou o Barcelona".