Sin que todavía haya cicatrizado el agujero provocado por las pérdidas de la peor temporada de su historia -este año se ha calculado la caída de ingresos en unos 4.500 millones de euros- en las cuentas de explotación, la industria turística de la provincia de Tarragona se prepara para unos meses muy complicados hasta la próxima Semana Santa con la esperanza de mantener vivo el tejido productivo -del orden del 30% de los cotizantes a la Seguridad Social en Tarragona- y poder afrontar 2021 sin perder los niveles de calidad alcanzados gracias a la bonanza del último lustro en el que se ejecutaron inversiones cercanas a los 400 millones de euros.
La fuerte dependencia del turismo internacional en Tarragona -aproximadamente el 50% en una temporada normal-, que en anteriores temporadas había significado una auténtica bendición, en 2020 se ha convertido en un tremendo lastre. Tras la drástica desaparición del turista extranjero durante la temporada alta, la esperanza de poder alargar la temporada gracias a la excelente climatología de Tarragona se ha evaporado por la incertidumbre sanitaria. La situación es realmente compleja sin el turismo senior internacional -uno de los grandes nichos desaparecido casi por completo este otoño-, sin poder planificar los grandes eventos deportivos de primavera para niños y aficionados, y sin el balón de oxígeno del Imserso.
La caída global de ingresos en la provincia, -que se ha calculado por encima de los 4.500 millones de euros-, ha sido más pronunciada que en otros destinos más clásicos del mercado nacional. Lógicamente, el 'pulmón' económico de los empresarios turísticos del territorio ha quedado seriamente resentido, y el efecto positivo de las fuertes inversiones realizadas -unos 400 millones sólo en el último lustro- y las buenas prácticas implementadas en la última década están en riesgo.
"La cuestión es si seremos capaces de aguantar la 'pole position', con un destino en perfecto estado y con alojamientos de primer nivel hasta que se den todas las garantías sanitarias; si lo conseguimos, nuestros clientes volverán, pero si el producto se devalúa llegarán mayores dificultades", augura la presidenta de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de Tarragona (FEHT), Berta Cabré.
Nubarrones en 2021
Todas las esperanzas están puestas en 2021. Una segunda temporada en blanco resultaría dramática para un sector en el que algunas grandes corporaciones hoteleras van a pasar 18 meses sin ingresos. Por el momento, según informa el portavoz de la FEHT, Xavier Guardià, los empresarios más 'tocados' no tiran la toalla y hasta la fecha no se han producido movimientos importantes de concentración empresarial: "Pueden existir operaciones de compraventa, como siempre, pero la voluntad generalizada es mantener los activos hasta que se superen estas circunstancias tan singulares".
La primera gran prioridad reside en mantener vivas las empresas y los puestos de trabajo hasta recuperar una cierta normalidad en el ejercicio próximo. La FEHT no dispone de cifras de trabajadores afectados, pero recuerda que el 45% de la planta hotelera de Salou, Cambrils y La Pineda -que aglutinan el 75% de las camas de la provincia- ni siquiera llegaron a abrir este verano: "El impacto es enorme", reitera Berta Cabré a la hora de calibrar las sensaciones en un sector que mueve un cuarto del PIB del territorio y que da empleo a casi el 30% de los cotizantes a la Seguridad Social.
A día de hoy, el empresariado turístico de Tarragona cruza los dedos para que las Administraciones de Cataluña y España sean capaces de proyectar confianza a los operadores internacionales. Mercados tan importantes para la Costa Daurada como el británico, el belga o el holandés deciden su destino de verano en Navidad y reservan con muchísima antelación, "por lo que ahora lo más crucial transmitir seguridad a esas decenas de miles de esos clientes", analiza Quim Cristià, vicepresidente de la FEHT y también de la Asociación de Apartamentos.
Además, los gastos que puedan generar los nuevos protocolos anti-Covid, así como la fuerte competencia de otros destinos dentro y fuera de España -que sin duda va repercutir en las políticas de precios y en los márgenes comerciales- hace prever una importante merma de la rentabilidad también en 2021, según razonan desde la Asociación de Agencias de Viaje Receptivas de la Costa Daurada y la Asociación de Apartamentos Turísticos de la Costa Daurada y las Terres de l'Ebre.
La preocupación de las agencias de viaje y de los apartamentos turísticos es compartida por el sector del camping, que también ha realizado un enorme esfuerzo inversor en las últimas décadas y ha convertido los grandes campings de Tarragona en 'resorts' que se cuentan entre los máximos exponentes del glamping nacional. Joan Antón, presidente de la Asociación de Campings de la Costa Daurada y Terres de l'Ebre confirma que este subsector está exhausto, "aunque muy pendiente de las predicciones sobre el comportamiento de los campistas internacionales, que reservan con mucha antelación y de los que depende buena parte de nuestra cifra de negocio".
Impacto en el 'sol y playa'
Al cierre de la temporada, y pese al mejor comportamiento del sector del camping con respecto a otras tipologías de alojamiento, la Confederación de Campings del Mediterráneo -que aglutina 300 empresas desde Girona hasta Alicante e incluye también Lleida y Pirineos- (CCM) estima que en 2020 la caída global media en la ocupación supera el 50% si se compara con el ejercicio anterior. Esta cifra varía notablemente en función de los distintos territorios: el mejor comportamiento de los clientes se observa en el Pirineo de Girona (-36%) frente a las zonas con mayor dependencia del turismo extranjero, como es el caso de Tarragona (-67%). La Comunidad Valenciana (-49%) y la Costa Brava (-48%) sufren descensos similares.
La presidenta de la CCM, Àngels Ferré, subraya que el comportamiento del sector en Tarragona y en el Mediterráneo, por tamaño y tipología de las empresas, "es totalmente distinto al que se ha registrado en el resto de España; el producto de 'sol y playa' ha sido el más afectado, en un escenario que no tiene nada que ver, por movimiento y rotación, con el resto". "A las caídas de ocupación y precio -analiza Ferré- se suma un aumento de los costes de personal ante la imposibilidad de planificar por los cortos plazos de reserva".
Desde su perspectiva, el impacto del cierre de los mercados internacionales se deja notar mucho más entre los Campings del Mediterráneo, no sólo durante la temporada alta del verano sino también durante el presente otoño: "La caída del senior extranjero ha llevado a cerrar a muchos empresarios que acostumbraban a permanecer abiertos todo el año". "Los grupos importantes y los campings de mayor tamaño, con grandes infraestructuras, acumulan pérdidas este año, pero no obstante van a seguir invirtiendo porque sólo el que esté bien preparado podrá remontar cuando regrese la clientela", describe Ferré, quien considera que la confusión generada la clase política en relación a la pandemia está provocando un problema de falta de confianza al cliente extranjero, que reserva desde ahora sus vacaciones para el año próximo. "El mensaje que lanza el Gobierno no es el idóneo; ya no sólo no se realizan nuevas reservas, sino que hay anulaciones entre las que se habían pospuesto para 2021".
PortAventura: el aniversario que nadie esperaba
A la espera de las inminentes noticias sobre la compra de los terrenos de Hard Rock -al cierre de esta edición no se habían concretado los detalles una operación, cuya fecha límite fijada por la Generalitat expira hoy- que podría condicionar el futuro de la Costa Daurada a medio y largo plazo, el tejido empresarial confía en beneficiarse del efecto tractor de la apertura de PortAventura World, que abrirá sus puertas el lunes próximo para inaugurar la temporada de Navidad.
El resort vacacional ha cumplido su 25 aniversario en la peor coyuntura posible: la crisis sanitaria le ha obligado a renunciar a Halloween, una cita que en las últimas temporadas ayudaba a redondear unos cinco millones de visitas a PortAventura World -que en 2019 invirtió más de 100 millones de euros- y también a alargar la temporada turística en la Costa Daurada.
La nueva fecha de apertura para arrancar -incluso de modo parcial- los engranajes que hacen girar esta compleja maquinaria tiene una enorme importancia para que el sector turístico de Tarragona pueda ir recuperando el pulso lentamente. Además de los puestos de trabajo directos e indirectos, estos complejos lúdicos actúan como locomotoras de todos los ramos de alojamiento, hostelería y restauración. "Evidentemente, volverá a ser un factor muy importante; la capacidad de atracción de estos grandes motores genera sinergias y dinámicas positivas más necesarias que nunca en esta fase de reactivación", razonan fuentes de la potente Federación de Hostelería y Turismo de Tarragona (FEHT), que representa a más de 700 empresas y 160.000 plazas de alojamiento.
La industria de los parques temáticos se las prometía felices en el arranque de 2020 a la vista de una curva de crecimiento sostenido en los últimos años. Un mercado claramente al alza en el que los diez principales grupos del sector aglutinaron a más de 500 millones de usuarios. Los 25 parques más visitados del mundo habían superado la barrera de los 250 millones de personas; en Europa, los 20 primeros recibieron más de 65 millones de amantes de las atracciones. La tendencia no variaba en España, con PortAventura World como líder destacado con más de cinco millones y Warner Madrid por encima de los dos millones.
PortAventura World, que factura aproximadamente 250 millones de euros -de ellos, 160 en concepto entradas a sus parques temáticos-, se gasta cada año unos 125 millones en compras a casi 1.200 proveedores que alimentan el funcionamiento. De esas 1.200 empresas, el 82% son nacionales y aglutinan el 90% de los pagos que hace en bienes y servicios el resort vacacional líder en Europa.