La construcción confía en volver a crecer a ritmo de crucero

Pese a un 2020 atípico y especialmente complicado, los datos de los últimos meses apuntan a unas buenas perspectivas de crecimiento de la obra nueva y la rehabilitación

Roberto Villarreal / Tarragona

El sector de la construcción aprendió la lección de 2008. Aquella dramática caída de la actividad ha permitido que las empresas, mucho más saneadas y guiadas con mayor prudencia, hayan podido resistir con cierta solvencia los primeros meses de la pandemia para, una vez estabilizada la situación sanitaria con los protocolos adecuados, volver a la senda del crecimiento en el último trimestre del año. Salvo imprevistos por los posibles contratiempos que surjan en la guerra anti-Covid, las perspectivas de futuro son esperanzadoras.

Durante los meses de abril y mayo la inversión en el sector de la construcción llegó a caer más de un 60%, según fuentes del Colegio de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Tarragona (COAATT). Sin embargo, "desde el mes de julio y hasta ahora de forma continuada, se están recuperando los valores y en el caso de la rehabilitación, incluso se superan aquellos establecidos en el ejercicio pasado", analizan desde el COATT.

Los expertos confirman que los datos de Tarragona no son un oasis y se pueden integrar en el escenario que dibujaba el último informe Euroconstruct, -organismo formado por 19 países europeos-, donde ya el pasado mes de junio se preveía un fuerte impacto en la actividad europea de construcción para este año 2020. "El documento, que analizaba los efectos del confinamiento derivado de la pandemia, -explica Adolf Quetcuti, presidente del citado colegio profesional-, preveía un horizonte más dramático del que estamos viendo en los últimos meses, por lo que mejora la perspectiva de recuperación".

Esta confianza en la recuperación es compartida por otros agentes de referencia en el sector. Diego Reyes, presidente de la Associació de Promotors del Tarragonès confirma que "hay prudencia, pero no miedo" después de que se haya alcanzado una fase de estabilización de la actividad tras un fuerte bajón inicial de las compraventas en los primeros meses de restricciones sanitarias. "La crisis de 2008 adelgazó mucho la estructura de las empresas, y esa lección ha permitido ahora resistir el tirón en los peores meses de 2020; actualmente el sector no está parado ni mucho menos y hay perspectivas moderadas de crecimiento cuando se consiga normalizar la situación sanitaria", reiteran desde el Gremi de Constructors del Tarragonès.

Los deberes de la Administración, sin hacer

Por su parte, la demarcación de Tarragona del Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña (COAC) vuelve a insistir en la necesidad de actuar con agilidad ante las demoras en las licencias urbanísticas. El plazo legal máximo que tiene la Administración para resolver oscila entre dos y cuatro meses, según la complejidad técnica. Esa asignatura sigue pendiente, ya que la realidad es muy tozuda y revela una media cercana a los seis meses de acuerdo con la encuesta de licencias del COAC.

Si la serie estadística del Colegio de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Tarragona registra un incremento sustancial de la actividad a partir de septiembre, cuando la obra nueva creció en un 40% y la rehabilitación por encima del 80%, en el lado opuesto de la balanza "aparece una caída muy significativa de las solicitudes de cédulas de habitabilidad, siempre muy relacionadas con el alquiler, la compraventa o los apartamentos turísticos".

Sergio Nasarre, uno de los mayores expertos en vivienda de la UE, acaba de publicar 'Los últimos años de la crisis de la vivienda'. El director de la Cátedra UNESCO de Vivienda que repasa los 14 años transcurridos desde la crisis de las subprime, se muestra tremendamente crítico con las herramientas de gestión del mercado en Cataluña y en España. A su juicio, "llueve sobre mojado y nos ha llegado una nueva crisis sin solucionar la anterior y con todos los deberes por hacer a la hora de crear un marco legal que nos acerque al objetivo de un acceso asequible a la vivienda, en alquiler o en propiedad, al menos similar al de otros países europeos".

El también catedrático de Derecho Civil de la URV se muestra muy escéptico de cara al futuro a la hora de pinchar la "burbuja del alquiler" y considera que la pandemia ha servido de excusa de las normativas más duras del mundo en materia de moratorias, desahucios, okupas... "Todos estos experimentos son muy raros y provocan parálisis y un grave problema estructural; todos estamos en el mismo barco y no vale hacer la vida imposible a los arrendadores; un sistema de control tan duro como el que se plantea ya está generando menos alquiler y más venta". "Los que pueden comprar son familias pudientes y fondos de inversión, lo que genera al final una mayor concentración de la propiedad en pocas manos y al final se obtiene justamente el resultado contrario al esperado: los que menos tienen son los inquilinos y están en manos de los que tienen más".