El debate sobre la energía nuclear resucita con fuerza

El sector reclama un lugar en la descarbonización por su neutralidad en emisiones de CO2

Roberto Villarreal / Tarragona

Los ambiciosos objetivos de descarbonización no cuadran con el ritmo de sustitución de las fuentes energías fósiles por las verdes. En este contexto, la energía nuclear se reivindica como una fuente de energía neutra en emisiones.

"Bruselas dice que todo será carbono cero para el 2050; así que tenemos los próximos 30 años para hacerlo. En los últimos 30, el suministro mundial de energía primaria ha pasado de un 87% de fósiles en 1990 al 83% en el 2020. ¿Alguien puede decirme de manera convincente, con detalles técnicos claros y con una inversión asequible y demostrable, cómo podemos ir del 83% a cero en el 2050? Soy todo oídos. De lo contrario me ceñiré a la realidad y sugeriré humildemente que el megasistema energético europeo no pasará a cero en los próximos 30 años".

Así de contundente se muestra Vaclav Smil, científico de referencia mundial en cuestiones de energía, que insiste en que la transición energética va a llevar mucho tiempo. En Europa, Alemania ha impulsado lo que se puede citar como el cambio más decidido hacia la energía verde: el resultado después de dos décadas de Energiewende indica que los combustibles fósiles suministraron el 84% de la energía primaria en 2000 y el 78% en el 2019. "A día de hoy, Alemania, Polonia y Estonia son con diferencia los países más contaminantes de la UE en términos del CO2 generado por kilovatio hora", describe el director general de la Associació Nuclear Ascó Vandellòs (ANAV), José Antonio Gago.

La tecnología de 'secuestro' del dióxido de carbono tampoco parece una solución realista, al menos a medio plazo. El mundo emite anualmente alrededor de 35.000 millones de toneladas, y la instalación para el secuestro de carbono más grande del mundo está en Islandia. Recién inaugurada, capturará 4.000 toneladas al año. "Es -expone Smil- un cálculo sencillo: 35.000.000.000/4.000 = 8,75 millones. Una décima parte de esto es 875.000. Es decir, para eliminar apenas el 10% de las emisiones actuales necesitaríamos construir 875.000 de tales instalaciones".

La industria nuclear de Tarragona y el cambio climático

"Nosotros podemos contribuir a frenar el cambio climático, y de hecho seguimos invirtiendo -alrededor de 30 millones por reactor y año, tras el esfuerzo post-Fukushima 2011-2016 en que ese presupuesto se elevó hasta los 100 millones reactor/año- para estar en perfecto estado de revista hasta el último día de la vida de nuestras centrales, y siempre con el objetivo de seguir operando a largo plazo", explica Gago.

Según los datos del Foro Nuclear, desde el accidente de Fukushima en marzo de 2011, -que disparó entre la opinión pública el rechazo a la energía nuclear-, ha seguido creciendo el número de centrales. Desde aquel año se han parado 64 plantas (entre ellas, la de Garoña, en Burgos) y se han puesto en marcha 72. Actualmente funcionan 443 reactores nucleares en 32 países. En España quedan siete: además de Ascó I y II y Vandellòs II en Tarragona, Almaraz I y II (Cáceres), Cofrentes (Valencia) y Trillo (Guadalajara), que producen el 22% de la energía eléctrica del país (sube al 33% en el caso de energía libre de emisiones). En la Unión Europea, 13 de los 27 estados miembros tienen centrales nucleares. Hay un total de 107 reactores en operación, que producen anualmente cerca del 26% del total de la electricidad consumida.

El actual Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 prevé que los siete reactores, que se conectaron a la red entre 1983 y 1988, serán apagados entre 2027 y 2035 si se cumplen los planes del Gobierno. "ANAV -subraya Gago- no puede entrar en conversaciones con el Gobierno sobre el futuro de las plantas nucleares, eso le corresponde a los propietarios -Endesa e Iberdrola-, que son los que deben debatirlo y estudiarlo con el Ministerio".

¿Cambio de rumbo en el próximo PNIEC?

Las subidas de los precios de la luz y del gas, sumadas al ambicioso programa nuclear de Francia para preservar la independencia energética y paliar el cambio climático, han puesto el foco en una industria que sigue muy activa a nivel mundial, con 54 reactores en construcción. China lidera la expansión de esta industria, con 13 centrales en construcción este año que se sumarán a las 50 que ya están conectadas a la red. Además, tiene proyectadas otras 40. En Europa se están construyendo nuevas plantas en Reino Unido, Francia, Finlandia, Eslovaquia y Ucrania. En la India hay siete en construcción, cuatro en Corea del Sur, tres en Emiratos Árabes y en Rusia y dos en EE. UU.

No sólo se trata del objetivo de descarbonización en 2050. En la ecuación también influyen otros vectores como los costes y los precios de la energía, la seguridad de suministro y el crecimiento de la demanda, entre otros. Otra de las claves de futuro tiene que ver con lo que se denomina la 'taxonomía' de los proyectos que aspiran a recibir los fondos Next Generation UE, es decir, qué tipo de inversiones son aceptables para recibir recursos en favor de una economía 'verde'. Francia quiere incluir las nucleares, mientras que Alemania se decanta por el gas. La suma de todos estos factores, más el color político del Gobierno, determinará el rumbo del nuevo PNIEC en 2030. "De lo que no hay duda es que estaremos preparados para cualquier escenario", aseguran desde ANAV.

El presidente de la patronal catalana Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, ya advierte al Ejecutivo del "claro desequilibrio" que se producirá a medio plazo: "Las centrales nucleares tienen un plazo de vida marcado, y cuando llegue a su fin y no podamos contar con él para producir electricidad, será imposible producir localmente una cantidad equivalente de electricidad a partir sólo de fuentes eólicas y solares".