La esperanza de recuperación se aleja hasta el segundo semestre de 2023

La economía de Tarragona acusa la caída del consumo y de la demanda, el IPC, la subida de tipos de interés y la ralentización del mercado laboral

Los precios de los productos de primera necesidad son un factor determinante, por su impacto sobre la renta disponible.
Roberto Villarreal / Tarragona

La palabra que suena como un eco interminable en relación a las perspectivas económicas del año entrante es incertidumbre. La guerra de Ucrania condiciona sobremanera a los países de la UE, y España, Cataluña y Tarragona no suponen ninguna excepción. Sin una bola de cristal para adivinar la evolución del conflicto bélico, los expertos no se atreven a diagnosticar la profundidad de los daños causados al tejido empresarial y a las economías domésticas en el Camp de Tarragona y las Terres de l'Ebre.

A nivel europeo, la previsión es que los elevados costes de la energía se dejen notar tanto en los márgenes de las empresas como en el poder adquisitivo de los hogares, con proyecciones que apuntan a una leve recesión durante este trimestre y el próximo. Se espera una débil recuperación a partir del segundo trimestre, con cierta reticencia por parte de las empresas a contratar personal e invertir debido a las persistentes dudas sobre el suministro de energía y los costes de financiación. 

En España, según el informe anual del Real Instituto Elcano, "la desaceleración económica global presenta un escenario de menor crecimiento, aunque la inercia positiva de 2022 y los fondos europeos ayudarán a no caer en recesión; incluso existe la posibilidad de que el año termine siendo mejor de lo esperado". Según sus expertos, a diferencia de la crisis económica derivada de la pandemia, "en la que existía un consenso en aplicar políticas ultra expansivas, la naturaleza de la crisis actual dificulta al diseño de respuestas efectivas".

Inflación más moderada

En este contexto, todos los ojos están puestos en el comportamiento de la inflación, que afortunadamente da señales de haber iniciado una senda descendente en los últimos meses. No obstante, el Fondo Monetario Internacional advierte que el crecimiento económico seguirá ralentizándose en 2023. Sus analistas esperan que esta tendencia toque fondo y se invierta hacia finales de año o en los inicios de 2024. La previsión actual de crecimiento es del 2,7%, tras caer desde el 6% de 2021 al 3,2% del año pasado.

Como nota positiva, 2023 comienza con una caída del IPC en Cataluña, que se sitúa en un 5,2% en diciembre. Ello supone una caída del 1,2% respecto a noviembre, y sigue por debajo de la media estatal. El 2022 ha finalizado en España con una tasa de variación anual del IPC de un 5,7%, 1,1 puntos porcentuales por debajo de noviembre. Dicha tasa se situó en el 6,4% en Lleida, seguida por Girona, con el 5,8%. Tarragona marcó un 5,5% y Barcelona el 5%. Respecto a noviembre, los precios disminuyeron un 0,2% en Girona y Lleida, mientras que en Barcelona y Tarragona experimentaron una subida del 0,1%.

El Colegio de Economistas de Cataluña destaca que "se intensifica la moderación iniciada el pasado mes de julio; desde entonces el IPC ha disminuido en 5,1 puntos porcentuales". Sí preocupa más a los economistas el ritmo alcista que experimenta la inflación subyacente, que creció interanualmente un 7% (0,7 puntos más que en noviembre), después de cinco meses en los que la tasa de aumento prácticamente se mantuvo (6,1% a 6,4%). 

El componente energético sirve de explicación a esta inercia descendente (electricidad y calefacción en los hogares y carburantes), mientras que el IPC de los alimentos y bebidas registra el peor registro de los últimos casi 30 años, con un incremento del 13,4%, lo que impacta directamente, -y lo va a seguir haciendo durante meses-, en la cesta de la compra de familias y en su capacidad de ahorro. Los precios que más han subido en Cataluña respecto al pasado diciembre son los alimentos y las bebidas no alcohólicas. También asusta la subida del menaje (8,4%), las bebidas alcohólicas y tabaco (6,7%); hoteles, cafés y restaurantes (6,4%); ocio y cultura (5,1%) y vestido y calzado (4,3%).

Consumo e inversión

El segundo gran foco de atención durante este 2023, por su influjo en la financiación empresarial y el consumo privado, estará puesto en los tipos de interés. Las previsiones de los expertos apuntan a que el euríbor, ya en el 3,3%, seguirá subiendo en los próximos meses, pero de forma menos intensa. La mayoría de analistas augura que el índice se situará entre el 3,5% y el 4% a finales de año. El Euribor determina el interés de unos cuatro millones de hipotecas variables en España, y de ahí su efecto, especialmente acusado en las economías domésticas.

"El Banco Central Europeo apenas va a poder maniobrar, ya que no puede permitir que el euro se deprecie; quizá hacia el final de año veamos alguna bajada de tipos. Este trimestre y el próximo es posible un crecimiento negativo -en comparación con las cifras de 2022 en el mismo periodo-, pero creo que es más sensato hablar de ajuste que de recesión", analiza Josep Oliver, catedrático emérito de Economía Aplicada de la UAB.

Afortunadamente, según fuentes de la Asociación Empresarial de Hostelería de Tarragona (AEHT), el consumo ha aguantado, al menos hasta estas Navidades: "Es cierto que se dibuja un panorama con ciertas sombras, y hasta Semana Santa entramos ahora en unos meses difíciles para la restauración, pero confiamos en que, si el mercado laboral sigue aguantando, la gente pueda mantener una buena parte de sus hábitos de gasto en ocio". 

Como aspecto esperanzador de cara a los próximos meses, en la misma línea que apunta el profesor Oliver, los últimos datos indican que la fuerza de la desaceleración se ha moderado en la zona euro por segundo mes consecutivo. De este modo, la contracción en la economía puede ser más leve de lo que se anticipó; en las últimas semanas, la sangría en la caída en la cartera de pedidos desde Europa se está frenando, lo que es crucial para las exportaciones de Tarragona.

Empleo, el factor clave de la resiliencia

La fortaleza de la ocupación, por todo lo expuesto, se convertirá en el factor más determinante para que la rueda de la economía de Tarragona no colapse en 2023. "Aunque los precios sean altos, mientras la gente tenga trabajo, va a gastar", reitera el catedrático Josep Oliver. Con la estadística de diciembre en la mano, el mercado de trabajo registró descensos en todas las provincias catalanas: en relación a noviembre, el desempleo cayó con más fuerza en Lleida, con una rebaja del 1,39% y de Tarragona, donde disminuyó un 0,87% (365 personas menos). También se registraron menos parados en Barcelona (-0,75%) y en Girona (-0,30%). Sin embargo, si se compara con los registros de 2021, lideran la disminución del paro Tarragona (41.711 personas, -11,74%), y Lleida (-11,25%). En tercer lugar, se sitúa Girona (9,88%) y, por último, Barcelona (-4,31%).

Durante 2022, el paro retrocedió en Cataluña en 22.820 personas (un 6,2%) hasta situarse en 346.338. Esta tendencia descendente se ha ido moderando a lo largo del año; en el primer semestre las bajadas interanuales eran de un 24-28%, para pasar después del verano a tasas inferiores al 10%; un 5,6% en noviembre y un 6,2% en diciembre. De cara a 2023, el Colegio de Economistas de Catalunya alerta sobre esta ralentización: "Es positivo el descenso del paro en 2022, pero vemos que en Catalunya esa caída ha sido inferior a la del conjunto del Estado (268.252 personas, en término interanuales) y que se ha ido frenando en el segundo semestre del año".

Pese a esta cierta alegría en la contratación en 2022 después de la pandemia, el doctor Joaquim Margalef, investigador de la Cátedra de Fomento a la Innovación Empresarial, constata las dificultades endémicas de la provincia de Tarragona para crear empleo. A su juicio esta dinámica no variará en 2023, lo que "conlleva niveles altos de paro, con tasas muy elevadas, y un importante porcentaje de parados de larga duración que tienen muchas dificultades para incorporarse al mercado laboral; tenemos que recordar que la contratación laboral de la zona se caracteriza por su fuerte temporalidad en los contratos".

En cuanto a los sectores líderes de la economía de Tarragona, la industria turística -tras un buen año 2022, con 17,5 millones de pernoctaciones frente a los 19 del récord de 2019- confía en seguir consolidando durante la próxima temporada la rápida recuperación de todos los mercados, especialmente el británico, tras la pandemia. La sombra de la guerra de Ucrania afecta en la Costa Daurada y Terres de l'Ebre, la afectación de la guerra "no sólo afecta por la falta de visitantes rusos, sino por el aumento de los costes energéticos y de suministros que nos comporta", explica la presidenta de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de la provincia de Tarragona, Berta Cabré.

Peores perspectivas tiene el sector químico en el comienzo del año. Aunque por fortuna todavía no se habla de desinversiones, el cóctel de precios caros de la energía y la caída de la demanda está dañando la competitividad de las plantas tarraconenses. El mal momento coyuntural se suma, además, a la necesidad de enormes inversiones para afrontar la transición energética 'verde' en las próximas tres décadas. 

En 2023, como en los últimos años, de nuevo la gestión de la llegada de los fondos Next Generation de la UE aparece como un faro de luz en el horizonte. Según el doctor Margalef, es un buen ejemplo de que la actual crisis se afronta de forma muy distinta a la de 2008: "Se han hecho elevadas transferencias para aportar liquidez al sistema, y se han planteado ayudas a la inversión". Si Tarragona quiere aprovechar estos recursos, tiene que seguir apostando de forma decidida "por los equilibrios energéticos y medioambientales que se exigen; es necesario realizar un esfuerzo especial para que los proyectos lleguen a empresas medianas, ya que pueden ser uno de los motores del cambio productivo".