El desarrollo económico de la provincia de Tarragona en el último cuarto de siglo ha estado marcado por una innegable capacidad de resiliencia y adaptación ante los vaivenes globales. Desde la crisis financiera de 2008 hasta la pandemia y la subsiguiente crisis energética, el tejido productivo ha demostrado madurez y solidez. No obstante, el análisis de sus indicadores (PIB, empleo, exportaciones...) en sectores clave como la industria, turismo, automoción o logística revela la necesidad de abordar retos estructurales que condicionan su futuro.
El análisis del PIB durante estos 25 años (ver cuadros adjuntos) dibuja un periodo marcado por "crisis exógenas no vinculadas a la economía local", destaca Agustí Segarra, profesor emérito y catedrático de la URV". Tras una época dorada por el boom inmobiliario hasta el 2005 -antes de los excesos que llevaron al estallido de la burbuja financiera-, a partir del 2008 se vive una caída drástica de la economía, acentuada por el 'austericidio' de las políticas europeas de contención. Las cifras así lo reflejan, con un PIB estancado durante casi 10 años. "Los indicadores del 2009 no se vuelven a ver hasta el 2017-18, prácticamente sin crecimiento y con unas limitaciones enormes", recuerda el economista Joaquim Margalef, experto en la materia.
Y justo después de esta dura travesía del desierto, cuando se empieza a ver luz al final del túnel, el 2020 trae consigo lo 'imposible' en forma de Covid-19, "con años críticos -rememora Segarra- como no se habían vivido nunca" hasta que se recupera la senda de un crecimiento vigoroso (a un ritmo cercano al 3% anual) desde 2022. A partir de ese punto de inflexión, tres años atípicos "con viento de cola" en los que casi se cuadruplican los números de las economías europeas vecinas y que ya superan sobradamente los de prepandemia.
Ese 'viento de cola' ha quedado registrado en el último Anuario Económico Comarcal BBVA, que suma 30 ediciones y coordina el catedrático emérito de Economía Aplicada de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Josep Oliver aporta datos de 2023 y reveló que la provincia lideró el crecimiento de Cataluña con un +3,1% (3,2% en el Camp de Tarragona y 2,7% en las Terres de l'Ebre) del Valor Añadido Bruto (VAB), ligeramente por encima de la media catalana. El PIB catalán ya logró superar las cifras previas a la pandemia, mientras que el Camp de Tarragona se quedaba a las puertas (-1,4% respecto a 2019), con las Terres de l'Ebre siguen a cierta distancia (-3,9). "El año 2020 fue extraordinariamente severo (con un impacto del -14,2% del VAB), y todavía nos estábamos recuperando, pero se puede decir que en 2025 el Camp de Tarragona, no así las Terres de l'Ebre, está ya en guarismos de 2019", explica Oliver.
Economía más compleja pero menos vibrante
Pese a todos esos vaivenes, el PIB de Tarragona (casi 27.000 millones en 2022, últimas cifras oficiales de la serie histórica) duplica sobradamente los algo más de 12.000 que se registraron en el año 2000, y sitúa a la provincia en el 'top ten' de los PIBs per cápita más altos de España (29.817 euros), sólo superada por las del País Vasco y Aragón, además de las Comunidades Autónomas uniprovinciales de Madrid y Navarra.
"Si en vez del estudio de estos 25 años -propone Margalef-, lo haces los últimos 50, ves con claridad que fue mucho mejor del 75 al 2000, por inversiones industriales y energéticas, más la construcción y el turismo... La estructura del 2000 era básicamente la creada en los 80, después llega el boom inmobiliario y una gran acumulación constructiva, que tiene una importancia notoria en la estructura de ocupación, pero esa bonanza se termina de golpe en 2008".
"Este periodo está lejos de las enormes inversiones que llegaron entre el 95 y el 2005, pero hemos vivido una fase de mayor prudencia y mayor nivel de consolidación... La construcción se ha desplomado y se edifica muy poco, y éste es uno de los grandísimos problemas de la economía española, no sólo de la de Tarragona", analiza el economista Juan Gallardo, gran conocedor de la evolución del sustrato económico de Tarragona como director del Gabinete de Estudios de la Confederación Empresarial de la Provincia de Tarragona (CEPTA).
"A grandes rasgos, hay un razonable mantenimiento actividad industrial (en torno al 25%, por encima de la media catalana y española, aunque sólo el 18% como actividad transformadora, y el resto es industria energética), el primario es anecdótico en PIB y empleo (2%), una brutal caída de la construcción del 15 al 8%, y el resto es sector servicios con la terciarización típica de una economía madura, que ha avanzado en términos de complejidad, con más valor añadido que en 2000, pero menos vibrante y con graves problemas que tapa el sector público, en términos de ocupación... No digo que no se necesiten esos funcionarios, pero no es lo mismo que sí los crea la construcción, el turismo o la industria". "Desde luego, no es una buena noticia", argumenta Gallardo.
¿Sin brotes verdes en la estructura productiva?
Expertos como Agustí Segarra -y el resto de los consultados por el Indicador coinciden con él- advierten que aunque la estructura productiva es resistente, "no genera una buena dinámica de creación de puestos de trabajo por la falta de servicios avanzados e industria tecnológica para un empleo de calidad". "Girona, por ejemplo, -razona- sí muestra una trama más diversificada, sin una gran turbina como la química o la industria nuclear, con un motor más rico y diversificado, mejor empleo y de más calidad, que se traduce en más PIB per cápita".
El problema no resulta fácil abordar. Cómo crear empleo más centrado en servicios de conocimiento y actividad industrial avanzada, para evitar el efecto de la temporalidad del empleo vinculado con el turismo y el comercio, "en especial un perfil de mujeres que trabajan cuatro o cinco meses al año", además de un elevado porcentaje de parados de larga duración con muchas dificultades para incorporarse al mercado laboral. En ese contexto, el nivel de desempleo se mantiene por encima de la media catalana: "Es cierto que se ve -indica Joaquim Margalef- una dinámica crecimiento de empleo del 2020 al 22 y hasta hoy, de aproximadamente 40.000 personas, lo que es significativo, -de 290.000 a 340.000 trabajadores en la provincia-, pero no se termina de crear empleo con fuerza y sigue muy estacional".
La oferta empresarial se mantiene en la última década, con la paradoja de un ligero incremento de las personas físicas -emprendedores- en detrimento de las jurídicas -empresas-. Pese a esta particularidad, Tarragona acoge "un grupo significativo de empresas de más de 50 trabajadores en diversos sectores... Salvo la construcción, que parece que poco a poco va despertando, los sectores más estratégicos han conseguido consolidarse, pero con un cierto estancamiento, no con el impulso de sectores nuevos que supongan un cambio de paradigma, es decir, el núcleo básico permanece, pero la dinámica de crecimiento va ligada al sector servicios y generada en actividades de poco valor añadido", matiza Margalef.
No obstante, el catedrático de la UAB Josep Oliver, y tras un estudio tan dilatado en el tiempo de los datos, considera que poco a poco el motor de crecimiento de la economía de Tarragona se está modificando en positivo, con una corrección del modelo en el que "no pesan tanto los servicios personales (consumo doméstico familiar + turismo) y sí cobran fuerza los servicios no personales (informática, seguros, redes y fibra...) mucho más vinculados a la especialización industrial y con mayor valor añadido". "Ya hemos visto las consecuencias de una excesiva dependencia de los servicios personales, con más del 40% del total en el caso de la economía de Tarragona, y qué pasa cuando colapsan en 2020 por el Covid".
Déficit en la balanza comercial
Por lo que respecta al termómetro de la balanza comercial, el intercambio con el exterior sigue mostrando un saldo negativo, con predominio de las importaciones que permiten una redistribución hacia el mercado interior y una reexportación de productos elaborados en el territorio, principalmente del sector químico hacia la UE. Como nota destacada, han aumentado las ventas al exterior de las pymes, si bien de forma un tanto irregular y también muy orientadas a la zona euro. "El pobre comportamiento de las grandes economías europeas en los últimos ejercicios lastra mucho las posibilidades de crecer", lamenta Margalef.
"Tarragona por definición, mantiene una balanza comercial deficitaria, pero recordemos -advierte Agustí Segarra- que son datos agregados, y por tanto limitados a los productos que pasan por la frontera, sin contabilizar los servicios, que no se reflejan; en una economía cada vez más terciarizada, esos datos suponen hoy una representación más pobre, aunque sí sirven para ver de qué está compuesta la cesta de importaciones y exportaciones".
Més posicionament internacional
Mercedes Teruel
Directora de la Càtedra per al Foment de la Innovació Empresarial
Si fem una ullada als darrers 25 anys, l'evolució de la província de Tarragona ha estat molt positiva. El territori ha consolidat el seu pol petroquímic i energètic transformant-se en un hub químic de primer ordre internacional. De ben segur que un actor clau és el Port de Tarragona el qual garanteix l'entrada i sortida internacional de productes. Per altra banda, l'economia ha madurat a través de la diversificació terciària. El turisme s'ha consolidat més enllà del litoral gràcies a la tracció de PortAventura World, el ric patrimoni romà i l'auge de l'enoturisme. A banda, sectors relacionats amb el coneixement com són les TICs i els sectors creatius i culturals incrementen la varietat productiva. Tots aquests canvis han projectat a nivell internacional l'economia tarragonina a través de l'augment de les exportacions i l'arribada de turistes.
Tanmateix, no ens hem de vanagloriar i cal ser exigents especialment amb el futur incert. En primer lloc, el món rural s'enfronta a problemes d'abandonament i d'empobriment de les rendes. Incrementar les rendes amb la creació de cooperatives de producció de qualitat tot donant suport per a la localització de treballadors en àrees rurals poden ser elements transformadors. Respecte la indústria, aquesta s'enfronta al repte de la descarbonització per continuar sent competitiva. Així, són necessàries importants quanties d'inversió en descarbonització, economia circular i processos de química verda. Per altra banda, el turisme de qualitat continua sent un repte per incrementar el valor afegit i augmentar l'estabilitat laboral al llarg de l'any. Una revalorització del nostre patrimoni podria aflorar una dinàmica indústria cultural lligada al turisme de qualitat. Aquests són només alguns dels punts que poden permetre reubicar l'economia tarragonina amb unes noves coordenades més modernes.
I és que l'assignatura pendent del nostre territori és posicionar-se a nivell internacional i liderar en projectes que tinguin un reconeixement internacional per no anar a remolc d'economies externes. Aquesta transformació necessitarà la complicitat de múltiples agents com la universitat, els organismes públics, el sector empresarial i la ciutadania. Tots ells són necessaris per a que Tarragona sigui un territori referent no al Corredor del Mediterrani ni a l'Europa del Sud, sinó a nivell internacional.
