El impacto positivo de la ZAL

Además de atraer tráficos logísticos, la nueva área generará actividad postindustrial i precomercial

Roberto Villarreal / Tarragona

Además del potencial en servicios de valor añadido ligados al tráfico portuario, se abre una ventana de oportunidades vinculadas a la actividad postindustrial y precomercial, con plantas adecuadas para la manipulación de materias primas y componentes

La ubicación estratégica de Tarragona, en Cataluña, España y Europa, -y especialmente el corredor logístico del Baix Penedés, considerado el tercer anillo de Barcelona-, continúa captando el interés de las grandes corporaciones. Las comarcas de Tarragona siguen generando buenas noticias, materializadas en nuevos proyectos logísticos e industriales. Además de los megapolígonos proyectados en el Alt Camp, que aprovechan la carestía del suelo en Barcelona, destacan casos como el de Constantí o Mont-roig, y también Tortosa o Amposta en las Terres de l'Ebre. En una sinergia positiva para todos ellos se sitúan los ambiciosos planes que pivotan alrededor del Port Tarragona.

El Port ha puesto en los últimos años varias decenas de millones de euros, y proyecta invertir otros tantos, para rediseñar las plataformas de mayor proyección logística del territorio. La operación en el puerto seco de Guadalajara-Marchamalo, la participación en la Terminal Intermodal de Monzón (TIM) y el proyecto estrella de la ZAL con una oferta de un millón de metros cuadrados, forman parte de un futuro cercano. Junto a estas inversiones, el Port continúa con la mejora de la logística del ferrocarril dando soporte a la plataforma de La Boella, operada por Combi Terminal Catalonia.

Hasta ahora, la ZAL se ha dado a conocer por el potencial que supone para las actividades estrechamente vinculadas al tráfico marítimo, además de otras que aportan valor añadido a los productos de este tráfico. Sin embargo, no se ha prestado tanta atención a las relacionadas con la producción industrial, por ejemplo la manipulación de materias primas y componentes, o todo tipo de servicios postindustriales y precomerciales, además de otros como el embalaje, el etiquetado o la paletización de cargas. "Quizá no es un factor decisivo -reflexiona del director del Gabinete de Estudios de la CEPTA, Juan Gallardo-, porque Barcelona o Valencia están a una relativa corta distancia, pero todo ayuda en las tablas de ponderación que llevan a estas multinacionales a decidirse por un lugar; evidentemente, la ZAL va a ser un punto a favor".

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