
AiCROV creó hace diez años un software para llenar envases de manera inteligente. La empresa, con sede en el polígono Riu Clar de Tarragona, diseña y fabrica máquinas de acero para volcar líquidos en recipientes con capacidad de 1 a 1.500 litros, sobre todo de las industrias química, petroquímica, alimentaria, logística y farmacéutica. "Adaptamos cada máquina a los procesos y necesidades de nuestros clientes y movemos cualquier líquido, ya sea viscoso, pegajoso, inflamable, espumoso o incluso explosivo", explica Albert Rovira, fundador y CEO de la compañía.
"Las máquinas más automatizadas usan tecnología punta, como robots antropomórficos y equipos de visión artificial con tecnología 3D. El software de todos nuestros equipos se realiza de forma interna en nuestro propio departamento", cuenta Rovira.
AiCROV nació en 2006 para dar servicios de automatización y control a empresas químicas y petroquímicas que necesitasen programar o reprogramar maquinaria industrial. Rovira era su único empleado. Ahora tiene una plantilla de cuarenta trabajadores y vende sus máquinas por todo el mundo: Estados Unidos, Canadá, México, Perú, Francia, Portugal, Reino Unido, Italia, Bélgica, Rusia, Dinamarca, Arabia Saudí, Singapur, Australia, La India o Egipto.
"Este 2025 tenemos prevista la apertura de una sucursal en Dubái para dar cobertura a Oriente Medio, una zona con un gran potencial de crecimiento", dice Rovira.
La empresa tarraconense está instalando actualmente cuatro líneas de llenado para IBC y tres de llenado y tapado automático de garrafas en una nueva planta de la mayor productora de fertilizantes de Australia. Además, trabaja en una máquina para una química del Reino Unido, con un trasportador de entrada y salida con capacidad para seis paletas y un equipo para el llenado de bidones e IBC.
Entre los proyectos más relevantes en los que ha participado desde que se creó destacan la aportación de 16 robots de llenado para productos inflamables en una nueva planta de envasado de la compañía de BPCL en La India en 2018; la fabricación e instalación de una planta de llenado completa en una empresa farmacéutica española en 2020; o una línea de llenado de bidones totalmente automática para una petrolera rusa en 2019.
AiCROV lleva a cabo en torno a 20 o 25 proyectos anuales, con un crecimiento medio del 35%. "Nuestro objetivo es situarnos en una facturación sostenida de alrededor de los 10 millones de euros en 2029. ¿Por qué 10? Porqué por mi experiencia, entre los 2 y los 8 millones de euros estás en una nebulosa donde ni eres pequeño ni grande, con lo que es muy complicada la gestión burocrática (financiación bancaria y no bancaria, ayudas...)", señala Rovira.
La empresa va hacia arriba, pero si echamos la vista atrás, en 2020 con la pandemia de Covid, estuvo a punto de cerrar. "En marzo de ese año estábamos inmersos en tres proyectos grandes para La India, de un millón de euros aproximadamente cada uno, pero por las restricciones no se nos permitía viajar, con lo que no podíamos ir a La India a finalizar los proyectos y, por tanto, cobrarlos. Eso nos nos colocó en una posición financiera muy vulnerable y casi sin ayuda", recuerda Rovira.
Pero logró reponerse y salir adelante, en un sector con poca competencia, pero feroz. "Básicamente, en todo el mundo hay diez empresas dedicadas a instalaciones de alta automatización, y nosotros somos la que menos facturamos de ese grupo. La que está por encima de nosotros factura diez veces más que nosotros", concluye Rovira.
PERFIL PROPI
Albert Rovira, que en la fotografía posa junto Virginia Sánchez (directora de Operaciones) y con Leticia Mulet (subdirectora de AiCROV), estudió Ingeniería Electrónica en la URV, pero lo único que le interesó de la carrera fue "la parte de automatización industrial". "El profesor López me permitía investigar en el laboratorio siempre que quisiera, aprendí rápido y entré de becario e Siemens, donde estuve un par de años. Luego trabajé como responsable de programación en una empresa de diseño de maquinaria, hasta que fundé AiCROV", explica. Tras 20 años en la empresa, sus intereses viraron de la parte técnica al 'management'. "Me encanta aprender y soy muy autodidacta", dice.