‘Mix’ energético: horizonte 2030

Ni Catalunya ni el conjunto del Estado parecen en condiciones de cumplir con los objetivos de implantación de las energías renovables

Una imatge de molins de vent en la producció energia eòlica. FOTO: CEDIDA.
Roberto Villarreal / Tarragona

La aceleración del cambio climático por efecto de la acción humana ha puesto en primera página el debate sobre el futuro 'mix' energético de Cataluña, donde las propuestas más realistas de los expertos se mezclan con una buena dosis de demagogia política en forma de promesas de cara a la galería. En medio de ambos extremos, la opinión pública trata de hacer luz para poder separar el grano de la paja en una avalancha informativa que acumula titulares diarios, a menudo llenos de incoherencias.

Los principales especialistas en la materia tienen claro que Cataluña no va a poder cumplir los objetivos de penetración de las energías renovables en el consumo eléctrico previstos para 2030. Un análisis prudente de las cifras concluye que la capacidad de generación de renovables en Cataluña es insuficiente para lograr los objetivos marcados por la Llei 16/2017 de Cambio Climático, aprobada con un amplio consenso por el Parlament de Catalunya. A nivel estatal sucede más o menos lo mismo.

Uno de los objetivos de la citada Ley es que las tecnologías de generación de electricidad a partir de energías renovables cubran la mitad de la demanda eléctrica de Cataluña. En un escenario de crecimiento modesto de consumo de electricidad en un 0,7% anual, según un informe de la Associació Eòlica de Catalunya (EoliCat), en el año 2030 la demanda eléctrica de Cataluña se situaría en 51.312 GWh, donde 25.656 GWh se deberían de aportar mediante las fuentes de energía renovables.

Con los números en la mano, el escenario previsto por la Ley de Cambio Climático supone la cuadratura del círculo. En dicho contexto, Catalunya tendría que cubrir con importaciones un tercio de la demanda eléctrica. El primer hecho relevante de aquí a 2030 es el cierre de los tres reactores nucleares actualmente en servicio en el territorio. El anuncio de Pedro Sánchez de desnuclearizar España cuando las centrales cumplan 40 años -la franja de edad va desde el 2020 hasta el 2028- provoca reacciones que van desde el escepticismo a la incertidumbre. Vandellòs II (2020) y Ascó (2021) se enfrentan a la tesitura de no poder renovar sus licencias de explotación. Un seísmo para la economía de Tarragona que técnicos y alcaldes minimizan por la falta de viabilidad económica de este plan y también por la frágil posición del Gobierno que salga de estas elecciones en función de los pactos que se vea obligado a suscribir.

El catedrático de Estratigrafía y profesor de Recursos Energéticos y Geología del Petróleo en la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UB, Mariano Marzo, una de las voces más autorizadas a nivel internacional en materia de energía, lo tiene claro: "La gente no quiere nucleares y es muy libre, pero cuando hablan del 100% de renovables en el 2050... Si se tiene en cuenta que a día de hoy el 50% de la electricidad de Cataluña es de origen nuclear, y las renovables no llegan ni al 10%, tendríamos que sustituir ese enorme diferencial, más todo el crecimiento que tenemos... No lo veo". A su juicio, la captura del C02 y los retos -minería, emisiones...- que plantean las baterías de almacenamiento son, entre otros, los grandes caballos de batalla.

Más potencia eólica

En cuanto a los parques eólicos, EoliCat proyecta que en 2030 serán capaces de aportar 8.864,4 GWh, repartidos entre los 2.798,4 GWh generados a día de hoy y los 6.066 GWh aportados por la nueva capacidad de generación construida y puesta en servicio hasta 2030. "Es necesario aumentar la potencia eólica para llegar al 50% de cobertura con renovables en Cataluña, modificando de esta forma las estimaciones de nueva potencia que el ICAEN ha presentado este año en el Congrés Català de l'Energia; incluso de realizarse este esfuerzo, será necesario importar casi el 20% de la demanda eléctrica", vaticinan.

Las previsiones indican también que en los próximos diez años habrá un incremento de  4.709 Mw de capacidad de generación fotovoltaica, una industria en auge. A los grandes parques solares se le debe sumar el nuevo impulso del autoconsumo. En un reciente foro impulsado por la Cambra de Comerç de Reus se puso de manifiesto que el sector se encuentra en un momento dulce después de que el Consejo de Ministros derogase el pasado abril el 'impuesto al sol' y creara un marco legislativo muy favorable a estas inversiones.

¿Macrocentral hidroeléctrica en Riba-roja?

La aportación de energía hidroeléctrica se prevé en la media de los últimos 15 años, del 2004 hasta 2018: las centrales hidroeléctricas han operado en un régimen de 1.727 horas anuales equivalentes a capacidad nominal, por lo cual se estima que el año 2030 la energía hidroeléctrica podría aportar 4.086 GWh. Eso, en una hipótesis prudente y en el caso de que no prospere la macrocentral de 3.061 Mw de capacidad -equivalente a toda la industria nuclear catalana- proyectada en los términos municipales de Riba-roja d'Ebre (Ribera d'Ebre) y La Fatarella (Terra Alta). La Comisión Europea acaba de anunciar que ha incluido el proyecto en su listado de proyectos de interés común para potenciar la interconexión eléctrica en el continente. La elección permite simplificar la tramitación y acceder a fondos comunitarios. La financiación era uno de los obstáculos principales con un coste aproximado de 2.100 millones de euros, inabordable para una pequeña constructora como Romero Polo, que promueve el proyecto y que espera ponerla en marcha en 2027.

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