"La principal singularidad de Virante es el uso de depósitos de hidrógeno a baja presión intercambiables por el usuario, un sistema que permite recargar el coche en segundos sin necesidad de una gran infraestructura y reduce en un 90 % la inversión necesaria respecto a los sistemas tradicionales de hidrógeno a alta presión, de 700 BAR", explica el fundador y CEO de Tecnovelero, Javier Lavernia.

Se trata de un vehículo ligero biplaza de categoría L7e, diseñado para moverse con agilidad por entornos urbanos y metropolitanos, con una velocidad máxima de 90 kilómetros por hora y una autonomía de hasta 400 kilómetros. "Es ideal tanto para uso privado como para servicios de reparto, donde los riders pueden funcionar durante días sin necesidad de recargar", afirma Lavernia.

La visión de la empresa, fundada en 2018, va más allá de la ingeniería convencional: "Creemos que el futuro de la movilidad en las ciudades será similar al de un barco de vela navegando por el mar: en silencio, sin contaminar y con navegación vía satélite", señala Lavernia. "De ahí nace el concepto Tecnovelero, una unión entre tecnología y navegación que simboliza nuestra visión de las futuras Smart Cities, con conducción autónoma intraurbana", añade.

Virante destaca también por un método propio patentado: la Tecnología de Inclinación Variable (TIV), que permite al vehículo inclinarse en movimiento como una motocicleta, pero con cuatro ruedas. "Esto le dota de una estabilidad única y reduce el riesgo de vuelco, un problema común en vehículos cortos, altos y estrechos", asegura Lavernia.

En términos medioambientales, el coche de Tecnovelero "utiliza hidrógeno renovable con vida útil prácticamente infinita y un impacto ambiental muy bajo, estimando una reducción del 58 % en huella de carbono respecto a vehículos competidores", explica su CEO. En cambio, apunta, "los eléctricos actuales tienen baterías sobredimensionadas que pueden pesar más de 600 kg y encarecen el vehículo hasta un 50 %. Además, el reciclado de esas baterías será un reto futuro importante".

Tecnovelero, que ha llegado a contar con 14 ingenieros, en su mayoría de la URV, está "en pleno desarrollo de los primeros prototipos funcionales, que queremos presentar a finales de año tanto en Asia como en Europa", con una estrategia colaborativa junto a empresas líderes del sector.

Sobre el coste de fabricación, Lavernia señala que "gracias a lean manufacturing y al uso de componentes derivados de la motocicleta, el vehículo es económico de fabricar. El precio de venta antes de ayudas será de alrededor de 12.800 euros en Europa". Además, el mantenimiento "es prácticamente nulo, al ser un vehículo eléctrico con pila de combustible y sin baterías pesadas".

Asia es otro de sus potenciales grandes mercados, sobre todo después de su reconocimiento en Corea del Sur. "Este premio nos abrió las puertas para presentar el proyecto ante numerosas corporaciones y fondos de inversión", afirma Lavernia, que acaba de regresar de China, donde ha visitado empresas de automoción y tecnología de hidrógeno. "Asia está un paso por delante en tecnologías del futuro y buscamos introducirnos inicialmente en ese mercado", comenta.

"Para el primer cuatrimestre de 2026, nuestros socios industriales se han comprometido a vender 500 unidades en Corea del Sur y España. Además, tenemos objetivos ambiciosos para Japón, India y China, donde estimamos un mercado potencial de aproximadamente 5.600 millones de euros", afirma el CEO de Tecnovelero.

Sus planes de crecimiento pasan también por ampliar su plantilla a 21 personas y por el desarrollo de modelos para reparto y todoterreno, equipados con el sistema de hidrógeno intercambiable H2SW. Entre sus clientes ya figuran municipios y empresas en Cataluña con interés en integrar estos vehículos en flotas y servicios municipales.