Un cambio inexorable

En 2020 asistiremos a la transición acelerada en el sector automoción

David Ortega / Tarragona

“Las promociones de vehículos de bajas emisiones (híbridos, eléctricos, gas...) o motores de combustión menos contaminantes, tratarán de convencer a un comprador desorientado que espera que la tormenta amaine”

En 2020 asistiremos a la transición acelerada o el "cambio de rumbo" en el sector automoción, condicionada por los cambios normativos. Pero, observemos los principales factores que están impactando en la industria. Desde una perspectiva macro, el enfriamiento económico puede impactar seriamente al sector. No olvidemos la alta dependencia de las plantas españolas del mercado europeo, especialmente de Francia y Alemania, esta última con claros síntomas de resfriado. Reino Unido, tercer destino de nuestras exportaciones, parece encaminada a un hard-Brexit sin acuerdo, al que hay que añadir las tensiones arancelarias entre USA y China.

Desde una perspectiva regulatoria, la falta de estabilidad y los anuncios contradictorios del gobierno no han ayudado a calmar los nervios. Ejemplos hay como las nuevas propuestas encaminadas a impulsar la venta de vehículos eléctricos (reducción del IVA) o una mejor fiscalidad que permita acortar el diferencial de precios con la nueva oferta electrificada. A esto se suma el progresivo envejecimiento del parque móvil que dificulta la disminución drástica de las emisiones.

La inminente entrada en vigor del controvertido reglamento europeo de emisiones UE 2019/631, conocido como CAFE (Corporate Average Fuel Emissions), obligará a los fabricantes a cumplir con una restrictiva agenda de reducción de las emisiones en los próximos años. Las grandes compañías se exponen a multas multimillonarias que podrían suponer hasta el 50% de los beneficios conjuntos generados en el ejercicio. Medidas contra el cambio climático y la mejora de la calidad del aire impregnarán el ámbito local, pero es necesario y urgente homogeneizarlas. La limitación del uso del vehículo privado, las zonas de bajas emisiones y el auge de los vehículos de movilidad personal (VMP) marcarán la agenda de muchos ayuntamientos y regulaciones a nivel local.

Desde una perspectiva energética, cabe destacar la mejora necesaria en la infraestructura de recarga rápida para garantizar los desplazamientos de medio y largo recorrido. Otros factores son el desarrollo de nuevas tecnologías que permitan el abaratamiento en la fabricación de las baterías, así como el impulso de energías alternativas como la pila de combustible.

Asistiremos a una gran ofensiva comercial de vehículos eléctricos que ayudarán cumplir con las normas. Bajo este escenario, las promociones de vehículos de bajas emisiones (híbridos, eléctricos, gas...) o motores de combustión menos contaminantes, tratarán de convencer a un comprador desorientado que espera que la tormenta amaine.

Por último y no menos importante está el cliente que está cambiando sus hábitos y que determinará el auge de los nuevos modelos de negocio, basados en el vehículo compartido, el alquiler bajo demanda, el renting flexible y los nuevos modelos de suscripción.

El reto para los operadores tradicionales será mantener el rumbo en un océano de clara incertidumbre económica, mayor exigencia medioambiental y cambio de paradigma hacia un nuevo modelo, no sustentado en la propiedad sino en la propuesta de nuevos servicios de movilidad.