Un sector resiliente

Redacció / Tarragona

El sector químico y petroquímico es altamente diverso. Sus productos y soluciones están presentes en prácticamente todos los demás sectores de la economía. Se calcula que el 98% de las actividades productivas requieren de la química en algún punto del proceso de fabricación. En ese contexto, y tal como ya se vislumbraba hace un año, la afectación de la pandemia ha sido desigual. Por un lado, la caída de la actividad de forma radical en algunos ámbitos como la construcción o el automóvil han conllevado la consiguiente caída de la demanda en productos químicos dirigidos a esos sectores, del mismo modo que la reducción de la movilidad ha causado un impacto sin precedentes en la demanda de combustibles. Sin embargo, al mismo tiempo, también a consecuencia de la pandemia, se ha registrado un incremento considerable de la demanda de productos dirigidos al sector sanitario, de la limpieza y la desinfección, la industria alimentaria, etc.

Globalmente, la pandemia ha provocado una caída de la producción y del volumen de negocio, pero muy moderada. La química ha sido el sector industrial que mejor ha resistido la crisis derivada de la pandemia (y la industria en general, a su vez, ha sufrido un impacto menor que el de la media de la economía española). Una nueva muestra de que la industria en general, y la química en particular, son sectores que resisten mejor las crisis económicas y aportan resiliencia a las economías.

La química es el sector que mejor ha resistido el impacto de la Covid y tiene unas perspectivas de crecimiento del 4,5%

El sector químico sigue siendo, de entre los sectores industriales, el que tiene una mayor perspectiva de crecimiento, a nivel mundial, desde ahora y hasta el 2030, a un ritmo medio estimado del 4,5% anual, porque la demanda de sus productos va a seguir creciendo. La pandemia ha puesto de manifiesto que, además de ser esenciales para la sociedad, es preferible que esos productos se fabriquen aquí, por la garantía de suministro que eso implica, y porque garantiza también que se han producido en unas determinadas condiciones de seguridad y protección medioambiental.

Para conseguir que, en un mercado global, Tarragona participe de ese crecimiento mundial previsto hasta 2030 hay que garantizar la competitividad del clúster. El sector ya trabaja en ello, tanto a nivel de cada empresa como de manera colectiva a través del Plan Estratégico que ha presentado recientemente la AEQT, y que tiene en la competitividad y la innovación uno de sus pilares básicos, así como también lo son la transición energética y la economía circular, con el desarrollo del hidrógeno renovable como una gran oportunidad para el sector y para todo el territorio. El plan pone también foco en la digitalización, con proyectos vinculados al 5G, la digitalización de los procesos y la llamada industria 4.0, etc.

La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia que productos esenciales como los químicos se fabriquen aquí para garantizar las cadenas de suministro

Al mismo tiempo, la industria química también se propone trabajar para mejorar su encaje en el territorio y para dar respuesta a las demandas e inquietudes de la sociedad del entorno, que se han recogido después de un año en el que la asociación intensificó su diálogo con la sociedad a raíz del accidente del mes de enero. Fruto de ese diálogo, basado en cerca de 200 reuniones con agentes sociales e institucionales de nuestro entorno, se han detectado propuestas, sugerencias, peticiones... a las que el sector quiere dar respuesta.

Con ese ánimo se pondrán en marcha, por ejemplo, sistemas de gestión conjunta de la seguridad y del medio ambiente, que establezcan estándares comunes para todas las compañías asociadas a la AEQT que vayan más allá de los que marca la normativa, y que serán certificables y auditables; o nuevas políticas en los ámbitos de la divulgación y la transparencia para reforzar la proximidad con nuestros vecinos.

El sector también pondrá en marcha acciones y proyectos que consoliden su competitividad, en áreas como el talento, la formación, la captación de nuevas inversiones, y sobre todo la I+D+i, en la que debemos continuar siendo referencia internacional. Iniciativas que, en suma, refuercen la competitividad de la industria tarraconense y que permitan seguir avanzando en la especialización y el alto valor añadido como activos diferenciales en mercados cada vez más globalizados.

El sector en Tarragona fabrica el 25% de la producción química de España y el 50% de la de Catalunya, y genera 5.500 puestos de trabajo directos, 5.500 indirectos, y 35.000 inducidos. Un valioso patrimonio de presente y futuro no sólo para la propia industria, sino para el Camp de Tarragona. Por eso es imprescindible unir los esfuerzos de todos los agentes implicados, también de las Administraciones, para superar obstáculos competitivos que nos lastran como territorio, con los costes energéticos y las infraestructuras a la cabeza.