El difícil equilibrio del ‘mix’ energético catalán

El sur de Cataluña concentra toda la energía nuclear y el 60% de la eólica; el plan de transición energética de la Generalitat no convence ni en las cifras ni en la distribución geográfica

Roberto Villarreal / Tarragona

Pese al voluntarismo de la Generalitat, la ecuación del 'mix' energético de Cataluña en el horizonte 2030/2050 está lejos de despejarse, al igual que la cuestión del equilibrio territorial. La consellera de Acción Climática, Teresa Jordà, asegura que la opción nuclear, -que actualmente produce el 50% de la energía consumida en Cataluña-, no está sobre la mesa. "El debate -asegura- está cerrado en el Parlament. Estamos haciendo nuestros cálculos en función de las fechas de cierre de los tres reactores nucleares, por más que haya quien diga que se puede considerar una energía verde".

Aunque Jordà se empeñe en enterrar el debate, la Associació Nuclear Ascó Vandellòs II (ANAV) mantiene estrictos planes de inversión y mantenimiento para poder seguir operando más allá de los 40 años de vida. Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), el cierre de Ascó I está previsto en 2030, Ascó II en 2032 y Vandellòs II en 2035. "Las centrales son absolutamente seguras y pasan inspecciones muy reglamentadas, tanto del CSN como internacionales... Si se cierran o no las plantas es una cuestión del Ministerio y de nuestras propietarias (Endesa e Iberdrola); lo único que podemos hacer es continuar trabajando con excelencia hasta el último día", expone Paolo Domingues, nuevo director general de ANAV.


Domingues confirma que siguen modernizando las centrales y digitalizando todos los procesos para poder alargar su vida útil, a la espera de que se revise en marzo del próximo año el PNIEC, cuando se decidirá finalmente si se cierran los complejos atómicos, o se hace una prórroga. "Las plantas -explica- se modernizan de forma continua: turbinas, alternadores, válvulas... Prácticamente no tienen nada que ver con las instalaciones iniciales". Según él, hay reactores del mismo tipo en Estados Unidos que ya tienen permisos para operar hasta 80 años, e incluso peticiones para alargar la operación hasta los 100. "Las nuestras son muy 'jóvenes' en comparación, y aprendemos de los que van por delante".

El primer hito importante para seguir operando los tres reactores se sitúa en 2026, a causa de los problemas que ya empieza a generar el combustible gastado. Será un año crítico porque el almacén temporal de Ascó agotará su capacidad, al igual que la piscina de Vandellòs II. ANAV se plantea construir dos nuevos ATI (almacén temporal individualizado) que deben estar listos en 2027 como fecha límite.

El tren de las renovables

Según los expertos, el apagón de una central nuclear equivale a 533 aerogeneradores (con 105 metros de altura y palas de 60 metros de diámetro cada uno de ellos) o a 5.500 hectáreas de huertos solares. En Cataluña hay que apagar tres, de modo que es fácil multiplicar: 1.600 molinos o 16.500 hectáreas solares. A modo de contexto, a día de hoy funcionan poco más de 800 aerogeneradores en toda Cataluña; con las dificultades actuales para desarrollar parques de renovables, el plan para la generación de energía limpia en suelo catalán no cuadra, y la Prospectiva Energética de Cataluña hasta el 2050 no convence.

En la actualidad, Cataluña está aproximadamente en el 15% de producción de energía renovable, con el reto de llegar al 50% en 2030. El Departamento de Acción Climática asegura que puede ser capaz de instalar un megavatio/año renovable para cumplir con los compromisos pactados para dentro de siete años. La proyección es poco creíble, según Antonio Cavallé, CEO de Inersis Solar, en primer lugar "porque no hay capacidad industrial para ejecutar las previsiones en aspectos clave como la producción de componentes, economía de escala con grandes proveedores, ingenierías, instaladores...", y en segundo término por la oposición de la sociedad catalana a los grandes proyectos eólicos y fotovoltaicos.

"Donde sí estamos todos en la misma línea de salida -argumenta Cavallé-, es en la tecnología del hidrógeno y del biometanol... Una planta para fabricar hidrógeno no deja de ser como una petroquímica, y de eso sabemos un rato; es una enorme oportunidad". En efecto, la tecnología para producir a gran escala hidrógeno verde, -combustible libre de CO2, que tampoco lo genera en su producción, siempre que se apliquen procesos sin emisiones para separar hidrógeno y oxígeno del agua-, todavía está en una fase temprana y todas las Comunidades están posicionándose de cara a las próximas décadas.

Desequilibrio territorial

En todo el 2021, si se suman todas las fuentes renovables, el aumento de capacidad instalada en Cataluña fue de apenas 90 Mw, y ninguno de ellos eólico. Con este ritmo, el 94% de la energía renovable que hará falta el 2030 tendrá que comprarse fuera. El colapso de las renovables, que se implantan a un ritmo lento e insuficiente, condena a Cataluña a depender en un 80% de grandes proyectos que avanzan a buen ritmo en Aragón.

"A corto plazo, veo bastante inviable montar instalaciones nuevas de cierta envergadura en un territorio con las increíbles dificultades que plantea la Administración catalana tanto a la fotovoltaica como la eólica", expone Marc Segura, CEO de Solcam Energía, y coordinador de la Comisión de Sostenibilidad i Energía de la Cambra de Comerç de Reus.

Actualmente, el Camp de Tarragona y las Terres de l'Ebre acumulan el 64% de todos los aerogeneradores de Cataluña (521 de los 811 totales). El Baix Ebre, con 160, y la Terra Alta, con casi 150, son las dos comarcas con más molinos eólicos. Girona no tiene ninguno. El 45% (63 de 139) de los que están en tramitación se ubican en la provincia, lo que supone 15 de los 30 parques previstos (50%). Con respecto a la fotovoltaica, Tarragona concentra el 30% de la que está en trámite; la Generalitat gestiona 116 proyectos (36 en Tarragona), pero los más grandes dependen del Ministerio de Transición ecológica, con 368 hectáreas (170 megavatios) en cinco parques de la Conca de Barberà.