
Desde productos farmacéuticos a las baterías de los automóviles, los productos químicos garantizan y mejoran nuestra calidad de vida. Ningún producto químico hubiese logrado esta contribución sin nuestra capacidad de producirlo en masa, de manera segura y sostenible. Esta es la contribución fundamental de la industria química en nuestra civilización y los ingenieros químicos, con su capacidad de innovación son los profesionales que la hacen posible.
Actualmente, esta industria química se enfrenta al triple desafío más crítico desde su fundación en el siglo XIX: la sustitución de la fuente principal de sus materias primas, la implementación de la transición energética y la implantación de la circularidad de sus procesos. En gran medida la celeridad y la eficacia de respuesta a este desafío definirá el éxito de la lucha de la humanidad por un futuro sostenible. Esto hace que la profesión de la Ingeniería Química viva uno de los momentos más excitantes, exigentes e interesantes de su historia.
La Escola Técnica Superior d'Enginyeria Química (ETSEQ) de la Universitat Rovira i Virgili, prepara este "ejército" de joven talento innovador, los agentes del cambio y facilitadores del futuro. Su misión es particularmente relevante para un sector que es uno de los principales motores de la economía del estado y de Catalunya. La ETSEQ aplica un modelo educativo singular con el objetivo de formar "ingenieros globales": este modelo está centrado en el alumnado y basado en el aprendizaje activo y experiencial, diseñado para acompañar a los futuros ingenieros e ingenieras en su formación de grado, máster y a lo largo de su vida profesional.
A través de una aproximación integral, en la que la formación no solo es técnica, sino que permite desarrollar en paralelo competencias en liderazgo, capacidad de comunicación, trabajo en equipo, iniciativa o pensamiento crítico, el estudiantado se enfrenta a proyectos propios de la industria química actual. Esta formación integra la concepción, diseño, implementación y operación (modelo CDIO, implementado por todas las universidades punteras del mundo) en todas las fases de la carrera del alumnado.
La ETSEQ tiene esta capacidad gracias a la estrecha colaboración con el sector productivo y especialmente la industria química; esta es una relación cuidada y fomentada durante los últimos 30 años que se ha generado un ecosistema de creación de progreso y valor para la sociedad local y el territorio con proyección internacional.
Así el alumnado de la ETSEQ puede disfrutar de la oportunidad de hacer prácticas en las empresas del sector desarrollando proyectos con un impacto social importante, en una simbiosis que sólo tiene ganadores: alumnos preparados para enfrentar los desafíos del futuro, empresas con acceso al mejor talento que puede atraer el territorio, una Universidad con proyección, y una sociedad local que disfruta de los beneficios de esta actividad. El sello internacional EUR-ACE que acredita la excelencia de titulaciones en Ingeniería es un reconocimiento de este esfuerzo y el programa Work Experience, que promueve la formación dual, una demostración de la confianza de la industria en la Escuela.
El modelo de la ETSEQ es sostenible gracias a su capacidad de empoderar el personal docente e investigador que colabora con ella: su perfil investigador y la consolidada experiencia en transferencia tecnológica se evidencia en la actividad de los departamentos de Ingeniería Química y de Ingeniería Mecánica.
Esta es la receta de una Escuela que genera valor para el territorio empoderando alumnado y profesorado.